Trastornos maníaco-depresivos
Cada vez se diagnostican más casos de hiperactividad entre los niños y adolescentes. Sin embargo, últimamente se ha visto que algunos de estos cuadros esconden en realidad trastornos maníaco-depresivos, según explicanalgunos psiquiatras infantiles.
En este sentido, los especialistas, han resaltado la importancia de hacer un buen diagnóstico diferencial entre ambos trastornos: "Si se parte de un estudio psicopatológico adecuado no es tan difícil diferenciarlos. Se han visto casos de niños diagnosticados con un trastorno hipercinético, que no responden a la medicación y que al observarlos se aprecia que lo que en realidad presentan es una elevación muy grande del estado de ánimo" afirman los expertos en el tema.
En estos casos se ha demostrado que la combinación de metilfenidato, fármaco de elección para los trastornos hipercinéticos, como hiperactividad, con el litio, utilizado en los trastornos bipolares, consigue muy buenos resultados.
No obstante, un diagnóstico de hiperactividad mal concluido no siempre oculta un trastorno bipolar. Tal y como lo explican los psiquiatras, "en ocasiones se trata simplemente de niños demasiado inquietos o de algún tipo de trastorno de conducta, como el oposicionismo desafiante, en el que los menores suelen adoptar actitudes que coinciden con las que definen la hiperactividad". Para evitar este abigarramiento, los expertos han subrayado la necesidad de que "se hagan diagnósticos más estrictos".
Aunque estudios epidemiológicos publicados señalan la adolescencia como edad de comienzo del trastorno bipolar, la opinión de los expertos, difiere en este punto, puesto que "esta psicopatología suele comenzar en la infancia, si bien suele pasar desapercibida y no se diagnostica hasta más tarde".
Hoy en día, según una revisión realizada por un grupo de expertos, los fármacos se utilizan en más del 50 por ciento de los menores que sufren alguna psicopatología, si bien con unas pautas determinadas acordes con las diferencias en la absorción, en la eliminación, etc.
Más agresivos
Por cada niña que padece un trastorno disocial y agresividad, cinco o seis niños lo presentan. "La violencia en el entorno familiar puede ser un factor detonante fundamental en la aparición de estos trastornos", según explican algunos Psiquiatras y Psicologos Infantiesl y Juveniles.
Como trastorno disocial se entiende una alteración de la conducta que conlleva ciertas irregularidades de carácter asocial y en contra de las normas establecidas. Normalmente, esta psicopatología suele ir asociada a la agresividad. Al rededor del 5 por ciento de la población adolescente puede verse afectada por este trastorno.
Aunque las causas que lo originan son varias, e incluyen factores sociológicos y biológicos, los especialistas señalan, que los niños que sufren trastorno disocial se caracterizan por lo que se denomina "hambre de estímulos", es decir, que ansían situaciones de alto riesgo sin importarles las consecuencias, lo que se relaciona con la presencia de disfunciones en el sistema serotoninérgico y una menor activación fisiológica emocional que en la población normal.
Fuente : Ondasalud