Indicadores de depresión
Se denomina depresión al cuadro clínico caracterizado por:
Estado afectivo continuo o sostenido de tristeza, de estado de ánimo nostálgico, sensación permanente o habitual de desamparo, autocrítica excesiva y sentimientos de culpa, sentimiento de inferioridad, visión pesimista de la vida, del futuro y de las propias posibilidades de logros, pérdida de interés o placer en distintos aspectos de la vida cotidiana, sentimiento de insuficiencia, incapacidad, dificultad para tomar decisiones, irritabilidad y angustia, preocupaciones con la imagen del propio cuerpo, pérdida del atractivo y el interés sexual, pensamientos hipocondríacos, autodegradación, pensamientos o impulsos suicidas.
Todos estos pueden considerarse indicadores o equivalentes de la depresión. Estos distintos elementos pueden presentarse en proporciones variables dentro de un cuadro dado.
Más allá de estos diversos criterios clínicos más amplios y detallados, suele decirse que alguien está deprimido cuando se siente persistentemente triste y abatido, aun cuando falten los otros elementos mencionados.
La depresión
Parecieran resaltar como rasgos definitorios en la depresión, la tristeza y la inhibición. Esta ultima no está presente en la depresión agitada, no resultando esencial para definir la depresión.
Por lo tanto, el núcleo de la depresión lo constituye la tristeza. Sólo en la depresión se equipara tan claramente un síntoma patológico (depresión) con una emoción (tristeza).
Depresión = Tristeza
Esta ecuación refleja una concepción acerca de las depresiones y es que en realidad, en muchos casos, el sentimiento pone en marcha todo el conjunto de síntomas depresivos. Los otros integrantes del cuadro depresivo resultarían una consecuencia.
Recordemos esa situación tan familiar en la que alguien, tras una desilusion amorosa, estudiantil o laboral ve disminuir su interés por el cuidado de sus cosas, en salir o encontrarse con otros. Se presenta ante los ojos del observador un desinterés y una inhibición mas o menos acentuada. No siempre la persona siente tristeza o se hace reproches. La inhibición y el desinterés aparecen como lo central del fenómeno.
Se podría decir que ese individuo en realidad está triste pero que no se percata de ello, siendo su tristeza inconsciente. A pesar de que la solución es atractiva, no se puede sostener, pues si la tristeza es un afecto, no puede ser inconsciente. Freud destaca, en "Lo Inconsciente", que los afectos, por ser procesos de descarga, son conscientes.
Depresión y tristeza
La tristeza y la inhibición son consideradas los síntomas centrales de la depresión. Sin embargo, la tristeza en sí misma, no puede ser considerada un síntoma. Se trata, por el contrario, de una emoción normal, que forma parte del amplio abanico de afectos humanos, cuya ausencia nos resulta más llamativa que su aparición regular.
Conocemos infinidad de situaciones familiares y cotidianas, que luego de vivirlas, sentimos disminuir nuestro interés por las personas y las cosas, que hasta ese momento nos resultaban atractivas.
En esos momentos, en que se experimenta tristeza y una inhibición más o menos perceptible en nuestro nivel de actividad, llamadas vulgarmente "bajón", puede aparecer o no con tristeza o autorreproches agregados. Lo que aparece en primer término es una inhibición de la actividad, el ritmo, o la intensidad de nuestra actividad psíquica.
Si la tristeza no está presente como guía diagnóstica, otros indicadores pueden alertarnos sobre una depresión: por ejemplo, una persona puede autorreprocharse y estar enojada consigo misma, sin presentar tristeza ni inhibición. Puede también, no sentir interés por lo que le rodea y ésta ser la única manifestación de apatía y abulia.
El aburrimiento o la dejadez pueden señalar un tinte depresivo en la vinculación con lo cotidiano. En un grado menor suelen ser indicadores de excesiva autocrítica o provocar trastornos en el sostén de la autoestima de matiz depresivo.
Esta reacción, que muy pocos especialistas vacilarían en catalogar como depresiva no resulta indispensable, sin embargo, para definir la depresión ya que está ausente en las depresiones ansiosas. En estas depresiones aumenta el ritmo de las asociaciones, el apetito, etc. La tristeza como indicador esencial, sin embargo, debe estar presente.
Es difícil, por otra parte, decir que una persona está triste y que no se da cuenta de ello, es decir que la tristeza es inconsciente. En realidad, los afectos son procesos conscientes. Los afectos, a diferencia de las ideas, pueden ser transformados pero no reprimidos. Cuando los afectos se suprimen, es decir cuando no están presentes en la conciencia, no se tornan inconscientes. Por lo tanto, es necesario explicar los efectos de la tristeza de otra manera.
Por otra parte los mecanismos de defensa que actúan sobre las ideas no son los mismos que los que actúan sobre los afectos. Los afectos pueden ser suprimidos, transformados en lo contrario, etc. pero no reprimidos. Por este motivo, si bien puede hablarse de la tristeza como un afecto central en la depresión, no podría hablarse de una tristeza inconsciente, como causa de una depresión.
Fuente : Latinsalud.com