La ansiedad
La ansiedad junto con el estrés se ha convertido en una de las manifestaciones más claras de las demandas del ritmo de vida que llevan las personas.
La ansiedad es un estado emocional caracterizado por sentimientos de temor, tensión y sufrimiento ante un peligro real o imaginario que se supone va a suceder.
Es posible que la gente haya experimentado ansiedad en alguna ocasión ante un examen, entrevistas de trabajo, alguna cita importante, situaciones conflictivas, inesperadas, etc.
Puede tratarse de momentos puntuales de los que, de algún modo, hemos conseguido salir, o es posible que la ansiedad perdure y llegue a dominarnos de tal forma que nos impida llevar una vida normal.
¿A quienes afecta?
La ansiedad se apodera especialmente de esas personas que afrontan la vida con miedo, que están continuamente buscando seguridad y estabilidad.
Pretenden dominar todos los aspectos de su vida y en el momento en que surgen imprevistos, problemas o cambios de planes, es cuando aparecen estos síntomas.
Se ha demostrado que los seres humanos experimentan menos tensión cuando sienten que controlan las situaciones y cuando las tensiones son predecibles y se ve la posibilidad de una solución.
Aunque todas las personas muestran ciertos niveles de ansiedad ante determinadas situaciones, la forma de reaccionar varía de unos a otros, es decir, en igualdad de circunstancias, cada uno responde de diferente forma. Lo que a unos le produce ansiedad a otros los deja indiferentes.
Las respuestas a determinados sucesos dependen de los pensamientos y apreciaciones que el sujeto haga de esa situación.
Tipos
Trastornos de ansiedad generalizada, cuya característica esencial es una ansiedad persistente, que no está limitada ni predomina en ninguna circunstancia ambiental.
Lo más frecuente en el individuo son quejas de sentirse constantemente nervioso, irritable, con sudoración, respiración acelerada, temblor, dificultad para relajarse, intranquilidad, anticipación de desgracias para uno o para los demás, preocupación excesiva por el futuro, descenso en las habilidades sociales, no saber qué decir ante ciertas personas, inseguridad, presentimientos, etc.
- Trastorno de ansiedad con agorafobia, que es ese miedo a los lugares públicos, lugares abiertos, a las multitudes, temor a salir de casa, entrar en tiendas o grandes almacenes.
- Neurosis obsesivo-compulsivos, que son esas ideas o pensamientos que irrumpen una y otra vez en la mente del individuo, de forma estereotipada.
Recomendaciones
Los tratamientos son diferentes según el trastorno de ansiedad de que se trate, aunque hay una serie de estrategias generales que van a ayudar sobre todo en situaciones de ansiedad generalizada.
En todos los casos es aconsejable:
- El entrenamiento en respiración lenta y la relajación progresiva.
- Confeccionar una lista personal de situaciones que producen ansiedad.
- Anotar posibles soluciones a cada una de ellas.
- Practicar en nuestra imaginación la forma de enfrentarnos a dichas situaciones, siempre empezando por la que nos produce menos tensión e ir progresivamente ampliándola a situaciones más ansiosas y, por último, intentar practicarlas en la vida real.
- Hay que intentar no tener miedo a lo desconocido, tener confianza, no intentar resolver los problemas antes de que aparezcan, evitar tener ideas preconcebidas y, sobre todo, hay que lograr no dejarse avasallar por los pensamientos pesimistas.