Niños dependientes
Los niños son, por propia definición, seres dependientes. Su falta de independencia los obliga a esperar de los demás, en especial de sus padres, casi todo lo que necesitan para su subsistencia. Esto es muy claro mientras son bebés, y dependen de ellos para su nutrición, su higiene, su salud y, tan importante como todo lo anterior, su alimentación afectiva y educación.
Al comenzar a crecer, los niños van adquiriendo una progresiva independencia, y la capacidad de comprender aquello que sus padres les niegan, como una manera de protegerlos de los peligros y de educarlos. Pero, ¿qué pasa cuando esas etapas del proceso no se comprenden y asumen, y los padres sucumben a los pedidos tiránicos de sus hijos?
Muchas veces resulta para los padres mucho más fácil acceder a sus pedidos, por injustificados que fueran, que tomarse el tiempo de enseñarles, poniendo límites. Otras, un oculto sentimiento de culpa por no brindar al niño toda la atención afectiva que necesita, los obliga a decir que sí ante todos sus pedidos. Juguetes, golosinas y un mundo de pequeñas exigencias se transforman en el sustituto de lo que los niños están pidiendo en realidad: atención afectiva expresada también en límites.
Cuando la relación entre los padres y el niño se ha fundado en esa forma incondicional de dar, es difícil para el hijo aceptar que no tendrá todo lo que quiere. En esos casos, papá y mamá preferirán decir que sí antes de soportar otro berrinche, o la insistencia del "Me das, papá? Me lo compras, mamá?".
Aprender a interpretar
Al principio, los padres (en especial la madre) deberá aprender a interpretar los llamados de atención del bebé. Su llanto es casi el único medio para pedir ayuda, pero ¿qué significa en cada caso? Puede que tenga hambre, o sed, o puede estar sintiendo un dolor, frío, calor, etc. En ese proceso, también el niño aprenderá, escuchando las palabras con las que los padres dan nombre a sus pedidos, y comenzará muy pronto a asociarlas con experiencias, situaciones e individuos. El lenguaje es entonces, desde muy temprana edad, la manera en que se relacionan las personas y se median los procesos.
Aunque al ir aprendiendo a hablar el niño irá diversificando sus pedidos, en el fondo lo que está exigiendo es amor y atención. Y, también por parte de los padres, cada vez que acceden a los diversos pedidos estarán diciendo lo mismo: mamá está aquí, papá te quiere". La relación está basada en la demanda y la respuesta, y así será para siempre, aunque la llegada de la madurez y la independencia cambien el sentido de las cosas.
Toda vez que los padres acceden a las demandas de los hijos con la vana ilusión de "calmarlos", lo único que hacen es alimentar esta forma de relación. Si además las cosas que los niños demandan resultan perjudiciales para su salud o desarrollo, el caso es más complicado.
Cuando no podemos romper ese círculo vicioso por nosotros mismos, la consulta con un profesional es muy aconsejable. La terapia familiar es una opción más que válida para afrontar este problema. Muchas parejas no consultan porque sienten que ellos debieran poder ejercer su rol de padres sin ayuda. Pero si bien la naturaleza nos ha dotado de mucha información en la forma del llamado "instinto maternal o paternal", la tarea de ser padres es algo que podremos aprender paulatinamente, equivocándonos y corrigiendo nuestros errores. Y la ayuda profesional es una opción que debiéramos considerar cuando no logramos hacerlo por nuestros propios medios.
Fuente : Latinsalud