Es mejor decir las cosas
Los datos disponibles en psicología de la salud son contundentes en demostrar que la expresión del sentimiento de inconformidad es beneficiosa, tanto para la autoestima como para el organismo.
La protesta educada es autorreforzante cuando se ejecuta con valentía y convicción. Y aunque a veces no sea posible modificar el comportamiento ajeno que nos molesta, al menos podremos reafirmarnos en nuestras ideas y manifestarlas: establecer el pensamiento con juicio, fundamentarlo en la razón y dejar claro el inconformismo, si así lo sentimos. El fin no justifica los medios, sino que el medio se defiende a sí mismo en tanto nos libera del rencor futuro.
Recuerdo el caso de una joven preadolescente, a quien la mamá, luego de haberle dado un permiso para ir al cine, se retractó y le dijo que no podía ir. La muchacha, que tenía una cita "amorosa" de carácter impostergable, no demoró en pedir explicaciones por el cambio de parecer de su madre.
Después de un intercambio prolongado de opiniones y requerimientos de parte y parte, la conclusión maternal fue categórica: "¡No, porque no, y punto!". Ante semejante posición, y viendo la imposibilidad de asistir a su cita, la joven se retiró indignada a su cuarto. Al cabo de unos minutos, regresó con una carta que acababa de escribir y la leyó en voz alta. La proclama decía:
"Mira mamá, soy menor de edad y tú tienes el control, pero eso no significa que todo lo que tú digas esté bien, porque después de todo, aunque no lo creas, eres humana y puedes equivocarte. No acepto un: "¡No, porque no, y punto!". Y a pesar de que no vaya al cine, quiero que sepas que no estoy de acuerdo con la manera impositiva como haces las cosas. Quiero dejar constancia de la injusticia que se está cometiendo en esta casa conmigo. Y también quiero dejar claro, que aunque tengas el derecho a cambiar de opinión, yo tengo el derecho a que se me den explicaciones razonables y a discrepar. Dialogar es mejor que imponer. Me quedo sin salir, pero no me gusta lo que ocurrió".
Cuando terminó su discurso, le entregó una copia de la misiva a su madre, una al papá y otra al hermano menor, quien apenas sabía leer. Después agregó: "Ya me siento mejor", y se retiró a sus "aposentos" con cara de misión cumplida. La señora, desconcertada y sin saber qué hacer, decidió pedir ayuda. Así expresó su motivo de consulta: "Quiero que vea a mi hija, doctor... Se me está saliendo de las manos, está cada vez más grosera y maleducada... No sé que voy a hacer...". La señora confundía agresión con aserción: discrepar respetuosamente, no es grosería.
Repito: dejar constancia de la divergencia y expresar un sentimiento de inconformidad, aunque no genere un cambio inmediato en el ambiente, es un procedimiento que fortalece la autoestima y evita la acumulación de basura en la memoria. Es mejor decirlo "aquí y ahora", que tratar de sacarlo después cuando el problema ya echó raíces en el disco duro.
Fuente : Internet