Retraso Mental
Siempre ha existido cierto desconcierto en los familiares de las personas con retraso mental debido, en parte a que antiguamente se consideraba el retraso mental una enfermedad, pero hoy día se sabe que no es así, ni debe confundirse con las enfermedades mentales.
Consiste en tener una capacidad intelectual por debajo del promedio (un coeficiente intelectual de 70 o inferir) junto a déficit en la conducta adaptativa.
Por consiguiente el retraso mental implica además limitaciones en habilidades de comunicación, habilidades sociales, dificultad para cuidar de uno mismo y desenvolverse de forma independiente, limitaciones académicas y laborales, dificultades para utilizar los recursos ofrecidos por las comunidades.
Conviene aclarar por tanto, que el retraso no solo implica un coeficiente intelectual inferior al promedio sino también limitaciones en las áreas anteriormente citadas, que son las que ayudan a la persona a afrontar las exigencias de la vida diaria, afrontar problemas, etc.
Causas
No es conveniente atribuir el retraso mental a una sola causa, ya que la mayoría de las veces son varios los factores que están contribuyendo a su aparición y mantenimiento:
Factores biológicos:
1.Nivel genético: Anormalidades cromosómicas.
2. Problemas prenatales: Hacen referencia a las dificultades que se pueden producir durante el embarazo, defectos en las condiciones estructurales del embarazo, factores maternos como la edad de la madre o enfermedades de esta, sometimiento a radicaciones, etc.
3. Problemas perinatales: son los problemas que se pueden presentar durante el parto, como malnutrición del feto, falta de oxigeno, infecciones, virus, niños prematuros.
4.Problemas postnatales: enfermedades adquiridas después del nacimiento o en la infancia, como infecciones, malnutrición, traumatismos, etc.
¿Qué hacer?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que las personas con retraso mental se desarrollan igual que las personas normales, pero más lentamente.
Estas personas tienen capacidad para aprender y desarrollarse, y la gran mayoría de ellas pueden integrarse y llegar a ser productivos en la sociedad.
Estas personas van a necesitar de unos servicios especiales en función de sus necesidades, de ahí la importancia de evaluar tanto los déficit como los excesos conductuales, saber en que áreas necesitan más estimulación, cuáles son las aptitudes que tienen más desarrolladas y en cuales necesitan más apoyo, etc.
Para ello existen programas de estimulación infantil y adulta, programas de educación que incluyen la enseñanza de habilidades académicas, habilidades para integrarse en la sociedad y vivir de forma independiente, etc.
En cualquier caso, siempre se aconseja elogiar constantemente, hacerlos conscientes de sus progresos y favorecer la independencia en la medida de lo posible.