Hastío, inapetencia, desinterés y cansancio son los síntomas más repetidos al incorporarse al puesto de trabajo tras el mes de vacaciones. Generalmente, estos signos suelen ser transitorios e inofensivos, pero si tras diez o doce días no se ha producido una readaptación a la rutina laboral pueden aparecer trastornos serios, como la depresión.