Transformación
En el centro de mi ser existe una esencia moradora y poderosa. Al enfocar mis pensamientos en el amor, la vida, la luz, la paz y el gozo de Dios, me alineo con su esencia. Dios no está separado de mí y yo no estoy separado de Dios. Reconozco mi fortaleza y poder. Al reclamar la verdad de mi naturaleza divina, mi vida es transformada. Creo mi vida según mis convicciones. Si pienso que otros deben determinar cómo yo he de llevar mi vida, quizás me sienta impotente. Mas, si asumo la responsabilidad de tomar mis propias decisiones, me siento lleno de poder. Aprecio y reclamo mi potencial infinito.
Cuando me doy cuenta de que soy uno con Dios eternamente, la transformación es gradual pero dramática.
–Efesios 4:15
Siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.