Enfrento cada reto con fortaleza.
Fortaleza
La fortaleza me permite perseverar cuando estoy retado; sin embargo, no necesito hacerlo solo. La presencia de Dios me da vigor para superar la adversidad o completar un objetivo.
Así como nutro mi cuerpo para permanecer fuerte, oro y medito para nutrir mi fortaleza espiritual. Orar me recuerda que Dios y yo somos uno, que lo que necesito ya está disponible para mí. Me conecto a la poderosa presencia de Dios afirmando: Mi resiliencia proviene del Espíritu en mí. Mi fortaleza es la energía de Dios.
Al vincularme a diario con Dios, me vuelvo más fuerte física, mental y emocionalmente. Supero todo reto gracias a la presencia divina que me fortalece.
Éxodo 15:2
“El Señor es mi fortaleza y mi cántico; ¡el Señor es mi salvación!”.